
Cuidar bajo el sol: aprender a leer las señales
El sol no es enemigo ni aliado automático. Es energía intensa. Aprender a leer cómo reaccionan las plantas al calor cambia por completo la forma de cuidarlas, y también nuestra manera de intervenir.
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Hay un momento en el que miramos a nuestras plantas y sentimos que algo no está bien. Las hojas, que deberían brillar en verde vivo, se tornan amarillentas, apagadas… casi como si la planta estuviera triste o enferma. Nos preguntamos si le falta agua, si le sobra sol, si el sustrato no es el adecuado,etc.
Muchas veces, la respuesta es más simple de lo que parece: puede que le falte hierro.
Ese mineral silencioso que no se ve, pero que es esencial para que la clorofila pinte de verde a cada hoja. Y es ahí donde aparece nuestro aliado: el sulfato de hierro.
El sulfato de hierro (FeSO₄) es una sal mineral que se utiliza en jardinería y horticultura para corregir deficiencias de hierro en las plantas. También se lo conoce como “hierro quelatado” en algunas presentaciones, aunque el sulfato es la forma más común y accesible.
Su principal función es aportar hierro disponible para que la planta pueda producir clorofila. Sin hierro suficiente, la fotosíntesis se reduce y las hojas pierden su color verde, dando lugar a la famosa clorosis férrica (cuando las nervaduras permanecen verdes pero el resto de la hoja amarillea).
Pero no se queda solo en eso: el sulfato de hierro también ayuda a acidificar suelos demasiado alcalinos, mejorando la disponibilidad de otros nutrientes.
🌱 Combate la clorosis férrica: devuelve el verde intenso a las hojas al mejorar la síntesis de clorofila.
🌞 Favorece la fotosíntesis: una planta con hierro suficiente produce más energía y crece con vitalidad.
🍃 Follaje más sano y brillante: el verde profundo es señal de salud, equilibrio y fuerza.
🌍 Corrección del pH del suelo: en suelos calcáreos o alcalinos, el sulfato de hierro ayuda a bajar el pH, facilitando que la planta absorba nutrientes.
🌸 Más flores y frutos: al mejorar el metabolismo de la planta, repercute en una floración más viva y una producción de frutos más abundante y de mejor calidad.
El sulfato de hierro se puede aplicar de dos maneras principales:
Se disuelve en agua y se aplica directamente en la base de la planta. Esto permite que el hierro llegue a las raíces y sea absorbido gradualmente.
Ejemplo orientativo: disolver entre 2 y 5 gramos de sulfato de hierro por litro de agua, aplicando una vez cada 20-30 días, según la necesidad y el tipo de planta.
En este caso se prepara la solución en agua y se pulveriza sobre las hojas. Es una forma rápida de corregir clorosis porque el hierro entra directamente por los tejidos de la hoja.
Ejemplo orientativo: disolver 1 a 2 gramos de sulfato de hierro por litro de agua y aplicar con un pulverizador fino, evitando las horas de sol intenso para no dañar el follaje.
Cada especie tiene su propio “modo” de mostrar la falta de hierro, y el sulfato de hierro es un aliado para devolverles la vitalidad:
Cítricos (naranjos, limoneros, mandarinos) 🍊
Suelen presentar hojas jóvenes amarillas con nervaduras verdes cuando hay clorosis férrica. El sulfato de hierro ayuda a recuperar el follaje y mejorar la producción de frutos jugosos.
Jazmines 🌸
Los jazmines, especialmente en suelos calcáreos, tienden a amarillear fácilmente. El aporte de hierro corrige el problema y devuelve la fuerza a sus hojas, lo que se refleja en flores más abundantes y perfumadas.
Azaleas 🌺
Estas plantas acidófilas son muy sensibles a la falta de hierro. El sulfato no solo les aporta este nutriente, sino que ayuda a mantener el suelo ácido que tanto necesitan para florecer con intensidad.
Hortensias 🌼
Además de prevenir la clorosis, el sulfato de hierro puede intensificar los tonos azules de las hortensias cuando se combina con un pH bajo en el suelo. Es decir, no solo cuida la salud, también juega con la belleza de sus colores.
💧 Dosis orientativa: 2-5 g por litro en riego / 1-2 g por litro en aplicación foliar.
🕐 Cuándo aplicarlo: en primavera y verano, cuando la planta está en plena actividad. Evitá el pleno invierno.
🌞 Momento del día: si lo usás en hojas, que sea temprano en la mañana o al atardecer, nunca bajo sol fuerte.
⚖️ Precauciones: no exceder la dosis (demasiado hierro también puede dañar). Guardar el producto fuera del alcance de niños y mascotas.
🌿 Complemento, no sustituto: el sulfato de hierro ayuda, pero recordá mantener un buen sustrato, riego adecuado y fertilización equilibrada.
Al final, la lección que nos deja el sulfato de hierro es sencilla y profunda: lo que falta bajo tierra, también se refleja arriba.
Una planta que amarillea nos está contando, en su idioma, que necesita apoyo. Y ese cuidado empieza siempre por las raíces.
En Peppo creemos que cada gesto de atención, desde el agua hasta los minerales invisibles, es una forma de sostener vida. Porque el verde que vemos no es casualidad: es el espejo de todo lo que ocurre en silencio, bajo la superficie.

El sol no es enemigo ni aliado automático. Es energía intensa. Aprender a leer cómo reaccionan las plantas al calor cambia por completo la forma de cuidarlas, y también nuestra manera de intervenir.

El calor no es un enemigo. Es un cambio de ritmo. Acompañarlo con conciencia puede marcar la diferencia en tus plantas… y en vos.
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